LAS CIUDADES POR LA BOCA MUEREN 2

Siempre me llamó la atención esa relación medio de amor y odio que existe entre la cultura española y la inglesa. Ya por el 1600 Cervantes escribió un relato que tituló La española inglesa, después los británicos se anexaron el Peñón de Gibraltar, historiadores anglos se especializaron en todo tipo de temas vinculados con España, decenas de grupos de música nacidos en la península ibérica cantan en inglés desde los años sesenta… En fin que anduvieron hundiéndose armadas y pirateándose tesoros durante cientos de años por todo el mundo mientras, por detrás, intercambiaban jamones serranos por paraguas de Harrods.

Sin embargo algunos acoples me parecen muy extraños. Eso de bautizar a unos grandes almacenes en pleno corazón de Madrid de fines de los años 30 “El Corte Inglés”, siempre lo consideré una estupenda humorada. Pues con sólo ver el porte del paradigma masculino de la época, Franco, eso del “estilo british” no me lo imagino por ningún rincón de esa ciudad gris, triste y aceitosa.

Pero algunos graffittis políticos independentistas en la ciudad de Barcelona se llevan las palmas de la creatividad semántica mural. No están escritos en catalán, por lo tanto no emiten un mensaje endógeno. Intentan comunicar ideas para gentes que no han nacido en Catalunya o que no hablan el idioma vernáculo. Y son escritos en… inglés. ¿En Irlanda escriben los graffittis en catalán?

Es que Barcelona es más cosmopolita. Seguro, a que es eso. O puede que sigan mercando, en secreto, jamones serranos por paraguas de Harrods. Aunque ahora con los chinos los paraguas están más baratos que las patas de Jabugo…

¿Y si los murales independentistas se comienzan a escribir en mandarín?

 

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