EN TRANSITO 63
Me tomó por sorpresa. No esperaba que estallara en este pueblo frente al mar. Es acogedor. Tiene una panadería, un bar y una oficina de correos. Conozco personas que viven allí. Buena gente.
Esta vez no me acerqué a los fogoneros de la locomotora para ordenarles que redoblaran la marcha hacia Petrogrado. Pensé, “si debe suceder… puede que no ocurra, o si. Vaya a saber.”
No podemos adivinar el lugar, sólo debemos estar alertas y mantener siempre el tren en tránsito.
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